Deb Rundle, guardia de seguridad de una mina en Australia, fue atacada por tres dingos.
Un día, Deb estaba almorzando en la terraza cuando un dingo se le acercó. La mujer inicialmente le ofreció al perro un poco de su comida, pero el descarado animal le arrebató el celular a Rundle de la mesa y se lo llevó. La víctima del robo corrió tras su atacante hasta un terreno baldío, donde ya la esperaban otros dos dingos. Los animales finalmente atacaron a Deb, mordiéndole las piernas.
La mujer tuvo suerte de sobrevivir al ataque y no caer al suelo, de lo contrario la habrían atacado. Por suerte, sus compañeros llegaron a tiempo para ayudar y ahuyentar a los perros.


