Después de mudarse a una nueva casa, una familia descubrió un gato callejero persistente en su puerta.

Después de mudarse a una nueva casa, una familia del Reino Unido descubrió un gato callejero persistente y lo acogió.

Hace varios años, una familia del Reino Unido se mudó a una casa nueva. Al poco tiempo de mudarse, vieron un gato blanco y negro cerca de la puerta. Los nuevos inquilinos le dieron de comer y, desde entonces, se convirtió en un huésped habitual.

Leila dice que el gato estaba muy delgado y sucio. No se sabía con certeza si tenía un hogar, pero comía toda la comida que le ofrecían. El gato callejero se llamaba Tom.

Tom en la puerta de la casa de Leila

Tom le tenía miedo a la gente, pero cuanto más venía a esta casa a buscar comida, más se acercaba. Casi todos los días se sentaba cerca de la puerta principal y maullaba. Un día, dejó que Leila lo acariciara. Ella notó que el animal tenía muchas pulgas. Resultó que era un gato callejero.

Leila dice que empezaron a preguntar a los vecinos por Tom, pero nadie lo había visto antes. Publicó en un grupo local de Facebook, pero allí tampoco pudieron identificar a su gato.

Entonces Leila y una vecina llevaron al gato a la clínica veterinaria. Tom pareció presentir que alguien intentaba atraparlo y huyó, así que las niñas tuvieron que intentarlo dos veces.

En la clínica, el gato se sometió a un examen médico completo y también fue esterilizado. Tras la cirugía, lo enviaron a casa de Leila para que se recuperara. Tom estaba tan asustado que ella decidió quedárselo para siempre. Después de unos meses, el gato callejero disfrutaba de vivir en un hogar. Tenía especial miedo a las habitaciones; al parecer, nunca había vivido en una casa. Con el tiempo, se acostumbró. La familia de Leila también tiene otro gato pelirrojo, con quien Tom se ha hecho amigo.

Tom se hizo amigo del gato pelirrojo de Leila.

Un día, un vecino de Leila vio a Tom en su casa y le contó que llevaba dos años viendo al gato por la zona. Peleaba constantemente con otros gatos, por lo que el hombre no había podido adoptarlo, pero siempre le dejaba comida. Al parecer, al ver que la gente se mudaba a la casa, que antes estaba vacía, el gato también esperaba conseguir comida de ellos. Pero ganó mucho más: amor y un hogar. El vecino se alegró mucho al saber que Tom por fin había encontrado un hogar.

Comentarios