Según datos científicos, los perros comenzaron a ser mascotas hace aproximadamente dos mil años. Una de las razas de perros más antiguas es el xoloitzcuintle, originario de México y completamente sin pelo.
El nombre inusual y complejo de la raza consta de dos palabras aztecas, una de las cuales denota el nombre de una deidad y la segunda se traduce como "cachorro" o "perro".
Los antiguos indios creían firmemente que estos perros tenían un don especial y sobrenatural para curar cualquier enfermedad.
De hecho, hay una explicación lógica para esto: la ausencia total de pelaje y la temperatura corporal elevada, por lo que los "médicos" sirvieron como "compresas" efectivas, especialmente para el dolor de las articulaciones y los músculos inflamados.
Los xoloitzcuintle estaban dotados de otra valiosa cualidad: el papel de guía y conductor del alma en el más allá.
Por eso, cada indio se esforzaba por tener un perro así a su lado durante toda su vida y legaba a sus familiares que lo mataran inmediatamente después de su muerte.
Hoy en día, los perros de esta raza son igualmente populares gracias a su carácter juguetón y su temperamento tranquilo. Para que crezcan sociables, tranquilos y amigables, es fundamental que todos los miembros de la familia participen en su crianza y adiestramiento.










