Me gustaría contarles una historia que demuestra una vez más que los perros no solo son amigos leales y fieles, sino también animales muy inteligentes y hábiles que realmente pueden sorprenderte. Mi abuela siempre había querido un perro. Sería un perro guardián, por así decirlo, y un amigo leal siempre cerca. No le importaba si era de raza pura o no, siempre que tuviera un alma bondadosa. Pero hasta ahora, nunca ha pasado de ser una conversación.
Un día, la abuela volvía a casa de la tienda. Se dio la vuelta y vio a una perrita graciosa trotando afanosamente detrás de ella. Peluda, despeinada y sucia. Orejas grandes, patas torcidas y cola enroscada. La abuela se apiadó de la perrita, la alimentó y siguió adelante.
Imaginen su sorpresa al ver a las "orejitas", tras haber devorado la golosina, corriendo tras ella con sus patas torcidas. La alcanzaron y se pusieron tranquilamente detrás de ella. Y así caminaron juntas a casa. Nuestra abuela pensó: ya que la perra la había elegido, apareciendo tan inesperadamente, tal vez debería llevarse a su fiel compañera. Lo pensó y así lo hizo.
Una mestiza común y corriente, no una raza real. Pero imagínense nuestra sorpresa cuando decidimos bañarla. La perra se dejó caer felizmente en el comedero. Y su rostro reflejaba una felicidad sobrenatural.
La perrita callejera resultó ser una persona muy agradable. La llamaron Dinka. Le proporcionaron una casa completa para que pudiera vivir cómoda y acogedoramente. Mientras le preparaban su nuevo hogar, Dinka observaba todo atentamente, como si fuera la dueña del lugar. Al parecer, estaba contenta. Limpia, bien alimentada y contenta, se metió en su perrera y se durmió al instante.
Pero al día siguiente, unos ruidos extraños provenientes de la caseta del perro llamaron la atención de la abuela. Dinka masticaba, resoplaba, arañaba y roía. La abuela no le prestó mucha atención; quién sabe qué tipo de actividad canina doméstica podría haber. Bueno, arañando y arañando.
La abuela tiene muchas otras tareas que hacer: el jardín, la casa, la granja, los niños, los nietos. Y ahora hasta tiene un perro. Lleva mucho tiempo hacerlo todo.
Pero unos días después, descubrió que Dinka había mordido un agujero en el suelo de la perrera. No justo en el centro, sino en un pequeño rincón. Se sorprendió, por supuesto, pero no le prestó mucha atención. De hecho, pensó que la perra sabía mejor por qué lo hacía.
La cosa se puso aún más interesante. Dinka empezó a rascar su casita por la noche. El silencio nocturno se rompía a menudo con rasguños, alborotos y resoplidos. Claro, esos sonidos a veces perturbaban el sueño e incluso eran irritantes, pero la abuela estaba tranquila. No le importaba mucho.
Desde el primer día, tuvo la certeza de que Dina era increíblemente inteligente y, por lo tanto, confiaba plenamente en ella. «Si le apasiona tanto su trabajo, significa que sabe lo que hace», decía su dueña.
Pero estábamos increíblemente interesados, la curiosidad crecía, queríamos saber qué habían estado haciendo los Dinka allí durante tanto tiempo.
Pasaron unos días más y todo quedó claro. Resultó que Dina había estado limpiando su caseta todas las noches. Había estado sacando toda la basura, la tierra, la arena y el pelo acumulados durante el día. Los sonidos de esta limpieza a fondo eran lo que oíamos por la noche.
Pero lo más importante e interesante de esta historia es que la ama de casa echó toda la basura que sacó en el hoyo que cavó. En otras palabras, no quería que su casa estuviera sucia. Inmediatamente se hizo evidente que tenía una naturaleza limpia.
Decir que nos sorprendió es quedarse corto. Y la orgullosa abuela, acariciando al pequeño peludo y pulcro, dijo que siempre supo que si lo conseguía, significaba que lo necesitaba.
Parecía que el perro lo tenía todo planeado y ya había empezado a actuar. No todas las amas de casa mantienen su casa tan limpia como Dina en su caseta. Ella siempre la mantiene limpia y ordenada.
Tras este incidente, nos dimos cuenta de lo inteligentes e ingeniosos que pueden ser los animales. Incluso algunas personas pueden beneficiarse de las habilidades de nuestros amigos de cuatro patas. Por ejemplo, la diligencia y la limpieza de Dina.
En general, todos vivían en armonía y la abuela estaba completamente contenta de que su perro no solo fuera un perro inteligente, un guardián ruidoso y un amigo leal, sino también un personaje tan práctico.



