Dirofilariasis en perros: diagnóstico y tratamiento

La dirofilariosis es una enfermedad muy peligrosa causada por nematodos del grupo de los nematodos, llamados dirofilarias. Los adultos son gusanos largos (hasta 40 cm) y delgados, de aproximadamente 1,5 mm de diámetro, y se presentan en dos variedades: immitis y repens. Los primeros son más peligrosos, ya que infectan el ventrículo derecho del corazón y las arterias pulmonares, mientras que los segundos parasitan bajo la piel y dentro de la mucosa ocular. La dirofilariosis afecta no solo a perros, sino también a gatos y humanos. Los mosquitos (del género Aedes) se consideran portadores de la enfermedad, que suele ser mortal.

Causas de la dirofilariosis en perros

Un mosquito que pica a un perro ya infectado se convierte en un depósito temporal de larvas de parásitos (microfilarias), donde pasan por varias etapas de desarrollo. Una vez que el insecto portador pica a un animal sano, los individuos que han crecido hasta la fase invasiva entran al torrente sanguíneo, donde continúan su desarrollo. El período de maduración de las larvas del parásito dentro del mosquito puede variar de 10 días a 1 mes (dependiendo de la temperatura ambiente).

La dirofilariasis (del latín "diro, filum" - "hilo maligno") es una enfermedad helmíntica causada por nematodos del género Dirofilaria.

Desarrollo de la dirofilariasis en perros

Además de los perros, otras especies también pueden ser susceptibles a la infección: lobos, zorros, coyotes, gatos domésticos y salvajes, hurones, ratas almizcleras, leones marinos, coatíes.

Una vez en el cuerpo del perro, los gusanos del corazón continúan creciendo durante 5 a 7 meses, tras lo cual comienzan a reproducirse activamente. Los gusanos del corazón adultos de la especie immitis, tras completar su etapa final de desarrollo, migran por el torrente sanguíneo y se acumulan en el corazón o la arteria pulmonar. Los gusanos del corazón repens no entran en el torrente sanguíneo y permanecen bajo la piel del animal, donde continúan reproduciéndose. Un gusano del corazón adulto vive en el cuerpo de un perro durante aproximadamente 5 a 7 años, y puede haber hasta 250 ejemplares.

En casos aislados, los parásitos pueden encontrarse en la cavidad abdominal, el cerebro y el tejido muscular.

Síntomas

Las formas cardíaca y subcutánea de dirofilariasis tienen síntomas y progresión diferentes. La etapa inicial de la enfermedad suele ser asintomática. La mascota simplemente se vuelve un poco menos activa, su apetito disminuye y, en el caso de una infección subcutánea, aparece un bulto notable en la superficie de la piel.

Signos de daño cardiopulmonar:

  • pérdida de apetito;
  • temperatura elevada;
  • dificultad para respirar, dificultad para respirar;
  • debilidad, apatía;
  • hinchazón severa de las patas;
  • expectoración de esputo sanguinolento;
  • fatiga y letargo;
  • tos leve.

En la República de Bashkortostán, las tasas de infección entre los perros de servicio alcanzan el 25-30%, y cuando se mantienen en recintos en un área limitada y sin medidas preventivas, la tasa aumenta al 90%.

En ocasiones, a un animal se le diagnostica simultáneamente insuficiencia renal, daño hepático y ascitis. Los síntomas asociados de enfermedad avanzada incluyen cianosis de las mucosas, pérdida de consciencia y sibilancias. El daño cardíaco es la afección más potencialmente mortal para un perro. Si bien los medicamentos antihelmínticos pueden ser efectivos en las etapas iniciales, en las etapas posteriores, tomarlos puede causar daño. Después de todo, los parásitos muertos no pueden salir del cuerpo por sí solos y comienzan a descomponerse, obstruyendo los vasos sanguíneos y causando tromboembolia e insuficiencia cardíaca aguda. Además, las toxinas liberadas cuando mueren los gusanos del corazón envenenan el cuerpo del animal, dañando todos los órganos internos.

perro enfermo

La única forma de deshacerse de los helmintos es mediante cirugía.

La dirofilariasis subcutánea es menos peligrosa y bastante tratable. Es más peligrosa cuando los parásitos se instalan en el ojo, debajo de los párpados o en las mucosas. El primer signo de infección es la formación de un pequeño bulto subcutáneo que se mueve considerablemente y es visible a simple vista. Con el tiempo, el bulto crece, causando picazón intensa, acompañada de sarpullido, enrojecimiento e hinchazón. La infección también puede penetrar en la herida, causando una inflamación secundaria que enmascara los síntomas de la dirofilariasis.

¿Cuál es el peligro de esta enfermedad?

Incluso después de la recuperación completa, el perro requiere un largo período de recuperación y un tratamiento integral de los órganos internos. En casos graves de daño cardiopulmonar, a menudo no es posible salvar al animal. El principal peligro de la enfermedad es que se transmite a través de la picadura de un mosquito común y es imposible asegurarse contra un accidente de ese tipo.

Aunque esta especie de mosquito solía vivir sólo en climas cálidos y húmedos, hoy en día se la puede encontrar en todas partes.

Además, no solo la mascota, sino también su dueño pueden resultar perjudicados por una picadura. Los humanos no pueden contraer la dirofilariosis directamente de un perro. La enfermedad solo se contrae a través de la picadura de un mosquito infectado con las larvas del parásito. Los humanos no padecen la forma cardíaca de la enfermedad, solo la subcutánea.

Diagnóstico

Diagnosticar correctamente la dirofilariosis canina es difícil, y la enfermedad suele pasar desapercibida en sus primeras etapas. Esto se debe tanto al corto periodo de tiempo tras la infección como al predominio de gusanos macho en las hembras. Se pueden obtener resultados falsos si el perro recibió previamente medicamentos preventivos para la dirofilariosis.

Los principales métodos de diagnóstico son:

  • ecocardiografía, que permite ver la presencia de parásitos en la aorta, válvulas cardíacas y arteria pulmonar;
  • pruebas inmunológicas;
  • electrocardiograma;
  • radiografía de tórax.
Extrayendo sangre de un perro

El frotis de Romanovsky-Giemsa muestra claramente la presencia o ausencia de larvas, que adquieren un color púrpura intenso.

Un análisis de sangre obligatorio para la dirofilariosis canina es el método Schuffner, que consiste en mezclar 10 gotas de sangre con 10 ml de solución salina con saponina y realizar hemólisis. Se pueden detectar larvas vivas del parásito en el sedimento. Igualmente indicativo es el frotis de Romanovsky-Giemsa, que consiste en extraer una pequeña cantidad de sangre del perro y mezclarla con una solución colorante especial.

Además, algunas clínicas realizan medidas de diagnóstico adicionales en forma de análisis de sangre periférica, PCR y análisis bioquímicos.

Es importante entender que todos estos estudios no serán informativos si han pasado menos de 2 meses desde la infección.

La dirofilariasis subcutánea en perros es mucho más fácil de diagnosticar, ya que los parásitos son visibles a simple vista. Desafortunadamente, las dirofilarias adultas solo pueden detectarse en el corazón o los pulmones tras una autopsia.

Tratamiento

La dirofilariasis requiere un tratamiento costoso y a largo plazo, y su efectividad dependerá del grado de desarrollo de la patología y de la localización de los parásitos en el organismo del animal. En la forma subcutánea es necesaria una intervención quirúrgica para eliminar los helmintos adultos. Posteriormente, se tratan las superficies internas y externas de la herida con una solución de imidacloprid al 10 % o de moxidectina al 2,5 %. Este procedimiento suele ser suficiente para eliminar completamente los parásitos. Algunos especialistas recomiendan tratar la dirofilariosis subcutánea con gotas de fenisthión aplicadas en la cruz a una dosis de 20 mg/kg de peso corporal (durante los tres primeros días). Después, se requiere un descanso de un mes y el tratamiento se continúa durante cuatro días más.

La forma cardíaca de la enfermedad es mucho más difícil de tratar y no siempre es eficaz. La dirofilariosis puede ser mortal. Si bien medicamentos como la ivermectina matan las larvas de los gusanos, son ineficaces contra los gusanos adultos. Usar estos medicamentos en presencia de gusanos adultos es muy peligroso. El cuerpo debilitado de un perro podría no ser capaz de soportar las toxinas liberadas por los gusanos muertos. En lugar del alivio esperado, la afección solo puede empeorar. En casos particularmente graves, se recomienda la extirpación quirúrgica de los parásitos del corazón.

La operación se realiza y se eliminan los gusanos de dos maneras:

  1. A través de la vena cava de la aurícula.
  2. Utilizando pinzas especiales y rayos X y ultrasonidos.
Immiticide

Incluso si el animal no tiene antecedentes de problemas de salud, los cambios en la condición del perro deben controlarse con mucho cuidado durante el tratamiento con este medicamento.

Recientemente, la solución inyectable intravenosa tiacetarsamida se ha utilizado ampliamente en la lucha contra la dirofilariasis. El tratamiento dura aproximadamente dos semanas y se administra dos veces al día. Sin embargo, existen algunas advertencias, ya que el medicamento solo afecta a los parásitos adultos y no mata las larvas. Por lo tanto, el tratamiento se repite después de un tiempo. El immiticide, un agente tóxico a base de arsénico, tiene un efecto similar. Ambos medicamentos son igualmente peligrosos y no se recetan para el tratamiento de perros con daño hepático, cardíaco, renal o pulmonar. La muerte de los parásitos puede provocar la oclusión de la arteria pulmonar y daño hepático grave. Si está contraindicado, el tratamiento se realiza con ivermectina.

Para la prevención y el tratamiento de la dirofilariosis, su veterinario también podría recetarle el nuevo medicamento combinado Dironet (a base de ivermectina, pamoato de pirantel y praziquantel). Este medicamento está disponible en comprimidos y suspensión.

Posibles complicaciones y pronóstico

Cuando se diagnostica dirofilariasis subcutánea, el pronóstico es favorable. Lo principal es identificar la patología de manera oportuna y comenzar el tratamiento lo más rápido posible. Es mucho más peligroso cuando los parásitos se alojan en el corazón del animal. Al fin y al cabo, tanto los medicamentos utilizados como las toxinas liberadas por los gusanos muertos son igualmente perjudiciales para el organismo del perro. Incluso si el animal se salva, requerirá una rehabilitación larga y ardua.

Prevención

Es imposible proteger completamente a tu mascota de la infección, pero puedes minimizar los riesgos. Antes de salir al exterior durante los meses más cálidos, dale a tu perro un espray repelente. Evita sacar a pasear a tu perro durante las épocas de mayor población de mosquitos e instala mosquiteras en las ventanas. Aplica regularmente (cada 1 o 2 meses) gotas antiparasitarias especiales en la cruz, como Advocate o IN-AP Complex.

perro triste

Los perros deben ser tratados con medicamentos filaricidas 2 a 5 meses antes de la temporada de mosquitos y luego, durante la temporada de insectos, se deben realizar tratamientos durante 5 a 7 días cada 45 días.

Algunos veterinarios sugieren vacunar con dietilcarbamazina y administrar al animal medicamentos antihelmínticos con fines preventivos.

Dirofilariasis en perros en vídeo

Reseñas

Existen buenas medidas preventivas para esta enfermedad. ¡Esas mismas gotas, aerosoles y otros medicamentos de la farmacia veterinaria etiquetados como repelentes de mosquitos! Esta enfermedad se transmite exclusivamente por picaduras de mosquitos. Más vale prevenir que curar. Y se puede curar; por ejemplo, un amigo mío rescató a un alemán que estaba al borde de la muerte. Asegúrese de tratar a sus animales durante los períodos de actividad de mosquitos, garrapatas y otras plagas.

Sé que los medicamentos son muy tóxicos. El tratamiento conlleva el riesgo de embolia (bloqueo mecánico de una arteria cardíaca o pulmonar por un microorganismo muerto). Esto puede ocurrir sin tratamiento, pero también puede ocurrir si el microorganismo muere de viejo en un lugar inadecuado. Eso si es cardiopulmonar. Si es subcutáneo, bueno, se encapsula y listo. Actualmente tengo una mujer mayor con dirofilariasis, Aza. Así que la hemos descartado. No es el mayor problema. Me da miedo pensar en la edad de mi abuela y no quiero arriesgarme a una insuficiencia hepática. Cualquier decisión debe tomarse con cuidado, basándose en las características del paciente. En mi humilde opinión. Y la dirofilariasis parece estar poniéndose de moda.

Esta peligrosa enfermedad, aunque difícil de tratar, es tratable. Cuanto antes se detecte, mayor será la probabilidad de una recuperación completa. Para evitar problemas, es importante tomar en serio las medidas preventivas. Al fin y al cabo, cualquier enfermedad es más fácil de prevenir que de curar.

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