La rabia es una enfermedad peligrosa tanto para animales como para humanos. Si su mascota es mordida por un perro callejero u otro animal salvaje, es importante conocer los síntomas de esta afección para poder actuar con prontitud.
El apetito de la mascota se está deteriorando.
El período de incubación de la enfermedad dura desde varios días hasta varios meses. Todo depende de la profundidad de la herida y de la edad del perro. Cuanto mayor sea el animal, más resistente será su sistema nervioso y más largo será el período de infección. Por lo tanto, todo dueño debe vigilar de cerca el estado de su mascota y detectar incluso la más mínima desviación de su comportamiento habitual.
Los veterinarios observan la pérdida de apetito como el primer signo de enfermedad. Al principio, la mascota puede no terminar la comida que se le ofrece, pero pronto rechaza sus platos habituales y favoritos.
El perro no escucha tus órdenes.
El comportamiento del animal también puede mostrar cambios inusuales. El dueño puede sentir que el perro está cansado o molesto, por lo que ha dejado de correr y retozar. A menudo se recuesta y evita la interacción. Un cambio repentino de humor debería alertar al dueño.
A menudo, un animal que antes era obediente se vuelve incontrolable, deja de seguir órdenes habituales y deja de responder a estímulos externos (por ejemplo, gatos o su pelota favorita). Además, puede manifestar una agresividad inusual o, por el contrario, un afecto excesivo.
Aumento de la salivación
Este síntoma se manifiesta cuando la enfermedad progresa de la fase asintomática a la denominada fase violenta, caracterizada por espasmos de los músculos de la deglución. Como resultado, las glándulas salivales comienzan a funcionar de forma anormal, con un rendimiento deficiente, y se produce salivación excesiva.
Cuando un perro tiene rabia, tiene miedo de beber agua porque le duele y saliva profusamente. La enfermedad progresa a una etapa peligrosa, representando una amenaza para la salud humana.
El perro está teniendo convulsiones.
La siguiente etapa de la enfermedad no tarda en desarrollarse. El perro empieza a anhelar correr libremente y genera una enorme cantidad de energía que necesita liberar.
Sin embargo, pronto se produce una parálisis de las extremidades traseras. A esto le sigue una lesión del centro respiratorio. El perro comienza a asfixiarse, lo que inevitablemente le provoca la muerte.
Es imposible curar la rabia de un perro. Una vez que el virus entra en el cuerpo, tarde o temprano provocará la muerte. La única medida preventiva que ayudará a tu mascota a disfrutar de la vida por mucho tiempo es la vacunación. La vacuna contra la rabia ayuda a prevenir esta enfermedad mortal.



