No había mejor lugar: ¿Por qué los gatos duermen en el lavabo?

Casi todos los dueños de gatos se han sorprendido al encontrar a sus mascotas durmiendo plácidamente en el lavabo. Es improbable que a un humano se le ocurra relajarse en una superficie de cerámica fría cuando tiene un sofá y sillones mullidos. Pero los gatos tienen sus propias razones para este comportamiento inusual.

El lugar perfecto para una pose cómoda.

Los gatos prefieren dormir acurrucados, con las patas y la cola metidas debajo. La forma redondeada del caparazón se adapta a las curvas del cuerpo del animal y sujeta la columna vertebral. Un caparazón de tamaño estándar se ajusta perfectamente y permite a la mascota adoptar una postura cómoda. Esta posición protege la parte más vulnerable del cuerpo: el abdomen. Dado que los gatos pasan aproximadamente dos tercios de su vida durmiendo, prefieren hacerlo con comodidad.

La forma de la concha da una sensación de seguridad.

Los animales cuidan instintivamente su propia seguridad. Un gato es un depredador, pero en la naturaleza puede encontrarse no solo con presas, sino también con enemigos peligrosos. Incluso si una mascota nunca ha salido de casa, su memoria genética la impulsa a buscar un rincón apartado.

Una de estas ubicaciones es un lavabo. En primer lugar, está elevado, lo que facilita detectar a un enemigo que se acerca. En segundo lugar, el gato está ubicado en un nicho, por lo que un depredador que pudiera atacarlo no detectaría inmediatamente a su presa.

La carcasa ayuda a la termorregulación del cuerpo del gato.

Los gatos domésticos tienen poca interacción con el mundo exterior, pero sus relojes biológicos nunca dejan de funcionar. Incluso antes de que llegue el invierno, el animal desarrolla un pelaje grueso que lo protege del frío. Al mismo tiempo, se enciende la calefacción, lo que provoca que el gato se acalore.

La necesidad de refrescarse tumbado en un lavabo de cerámica también surge en verano. Al gato le encanta que su nuevo refugio se mantenga fresco incluso con el calor, así que empieza a usar el baño cada vez que tiene sueño.

Una vez dentro del caparazón, el gato extiende las almohadillas de sus patas para maximizar el contacto con la superficie fría. De esta manera, se refresca a través de su piel y se protege de un golpe de calor.

Puede que este hábito no le guste al dueño del apartamento. Nadie quiere despertar a una mascota dormida, pero si no hay dónde bañarse, no hay otra opción. Es poco probable que alguien sacrifique su propia comodidad para esperar a que su mascota duerma un poco. Es más fácil ofrecer una alternativa.

Un gato podría disfrutar de una caja colocada sobre un armario o en un rincón oscuro. Si tu mascota insiste en usar el lavabo y arañar cuando intentas sacarla, puedes rociarle ligeramente el pelaje con agua. Sin embargo, no abras el grifo, ya que esto le causará mucho estrés.

El deseo de un gato de descansar en el lavabo puede parecer extraño. Pero, de hecho, estos peludos y hogareños tienen buenas razones para dormir en ese lugar. El dueño puede aceptarlo o proporcionarle otra cama cómoda. Pero recuerda, los gatos son increíblemente tercos, así que recuperar el lavabo no será fácil.

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