Un potro también es un niño. Observar a estos pequeños caballos curiosos, a veces torpes y muy juguetones sin duda te animará.
Los potros son muy pequeños y adorables. Los recién nacidos son muy torpes, pero pueden ponerse de pie a los 30 minutos de nacer.
Los primeros pasos tímidos son difíciles, pero los bebés lo consiguen muy rápidamente.
El potro tiene hambre y busca leche sabrosa y saludable.
Los primeros pasos requieren de mucha energía, después de tales hazañas definitivamente necesitas dormir.
"¡No soy yo el pequeño, es el mundo el que es grande!" piensan los potros al salir por primera vez de su establo.
Y en la manada, los hermanos y hermanas del bebé esperan ansiosamente su nacimiento.
Es posible que en el pasto te encuentres con compañeros de viaje inesperados y definitivamente deberías conocerlos.
Los niños se acostumbran rápidamente y encuentran verdaderos amigos.
Una madre siempre cuida de su hijo y cuida de los demás.
Desde los primeros días, la yegua enseña al potro a galopar rápidamente y la sabiduría de la vida.
Tarde o temprano, en la vida del potro aparece una persona que le introduce al bebé al cabestro.
La primera limpieza es muy inusual... ¡y agradable!
¡Lo único mejor que depurar es tomar un tratamiento de agua en un día caluroso!
Los potros saben que en caso de peligro, sus padres siempre vendrán, los ayudarán y los protegerán.
Observar potros es sin duda un pasatiempo interesante y divertido, porque desde los primeros días sus vidas son muy ricas y llenas de aventuras.






























