Gatos que muerden a gatitos: cómo reaccionar y las razones de este extraño hábito

Si una gata tiene gatitos por primera vez, su comportamiento puede alarmar a su dueño: empieza a morderlos. Este extraño hábito puede tener varias causas: puede ser un comportamiento natural o el resultado de una afección médica. Este artículo analiza el comportamiento natural de los gatos.

Crianza de la descendencia

El papel de una madre no es solo parir y alimentar a sus gatitos, sino también criarlos. Una gata no es la excepción. Una gata puede disciplinar a sus gatitos verbalmente (ronroneando, maullando y siseando) y físicamente, como mordiéndolos o dándoles manotazos. No conoce otros métodos. Con frecuencia, las gatas muerden a sus gatitos: este método es el más efectivo en la naturaleza.

Mientras los gatitos son muy pequeños, la gata madre intenta ocultarlos de miradas indiscretas. Si el gatito sale del nido sin permiso, puede recibir una mordida disciplinaria. Normalmente, la gata madre muerde al gatito en la nuca, sin dejar marcas en la piel. El chillido del gatito no es un grito de dolor ni una súplica de ayuda, sino una respuesta a su madre: "¡No lo volveré a hacer!". Tras una mordida así, la gata madre lo lame con diligencia.

Los gatitos en crecimiento ahora pueden vagar libremente por su territorio y explorar felices su nuevo mundo. ¿Y cómo podrían hacerlo sin jugar? Juegan entre ellos y con juguetes. Los más juguetones incluso intentan jugar con la cola de su madre. Y reciben inmediatamente una mordida o un manotazo como represalia. La madre le enseña a su gatito a comportarse dentro de los límites de la decencia y a respetar a los gatitos mayores y más fuertes.

Algunas madres educan a sus gatitos enseñándoles a usar un lugar específico para sus necesidades naturales. Una sola caja de arena en una casa con gatitos no es suficiente. Los gatitos desobedientes o ininteligibles son castigados por su madre, también con mordiscos.

Protección contra peligros

El instinto felino les dicta que existen enemigos en la naturaleza. Aunque no hay muchos enemigos en los hábitats felinos modernos, los gatitos deben estar preparados para defenderse de ellos. La madre gata ayuda con este entrenamiento. La parte más vulnerable del cuello de un gato es la nuca. Aquí es donde la madre gata suele morder a sus gatitos, demostrando a la vez que deben evitar la mordedura de un enemigo en el cuello y, en su lugar, intentar morderse ellos mismos.

Las lecciones suelen impartirse de forma lúdica, con mordiscos suaves de la madre. Poco después, los gatitos empiezan a practicar las técnicas aprendidas, mordiéndose vigorosamente con sus afilados dientes. En este punto, los mordiscos se vuelven reales, y a veces el dueño o la gata madre tienen que intervenir para detener la pelea. Tras este entrenamiento, el gato adulto es capaz de defenderse de los agresores, imponer su autoridad en la comunidad felina y conquistar nuevos territorios.

Entrenamiento de caza

Otra razón por la que los gatitos muerden es durante el entrenamiento de caza. En este caso, la gata madre sujeta al gatito con sus patas delanteras y lo golpea con las traseras. Al mismo tiempo, la gata madre muerde a su "víctima", logrando lamer las zonas mordidas. La técnica de caza de "captura y retención" se practica en parejas, tanto con la gata madre como con sus compañeros de camada. Posteriormente, se añadirán elementos de emboscada, saltos repentinos desde la cobertura y acecho.

Una gata madre primero les demuestra a sus gatitos todos sus trucos de caza y luego participa alegremente en la persecución de ratones de juguete junto a ellos. Los cazadores entrenados nunca pasan hambre: cualquier envoltorio de caramelo será capturado sin piedad. Si un gato doméstico tiene acceso al exterior, la presa puede ser un ratón real o un pájaro pequeño.

Todos los ejemplos de mordeduras mencionados anteriormente son parte del entrenamiento, normas de conducta en la sociedad felina y adiestramiento en protección y caza. Si una gata no daña a sus gatitos ni muestra una agresividad excesiva hacia ellos, el dueño no tiene por qué preocuparse: está actuando según sus instintos naturales.

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