8 pruebas de que los humanos son los culpables del mal comportamiento de los perros

Tener una mascota en casa no solo es una alegría, sino también una gran responsabilidad. Si un perro es rebelde, agresivo y se porta mal constantemente, puedes culpar a la raza y a su carácter innato todo lo que quieras, pero al final, el mal comportamiento de la mascota es culpa de la persona. Y aquí tienes 8 pruebas que lo demuestran.

Perro

El perro no sabe lo que es bueno.

Los perros, al igual que los humanos, no tienen un sentido innato del bien y del mal. Los dueños deben entrenar a sus mascotas, enseñarles órdenes y enseñarles el comportamiento adecuado en diversas situaciones.

Los cachorros son como niños pequeños que necesitan que se les enseñen buenos modales. Algunas razas tienen requisitos de entrenamiento específicos, por lo que es mejor consultar con un especialista.

Si es posible, es mejor asistir a varias clases donde te enseñarán y explicarán los conceptos básicos del entrenamiento de tu mascota en particular.

De lo contrario, el animal se guiará únicamente por sus instintos y deseos naturales.

El dueño no le da al perro el ejercicio necesario

Los perros son animales activos. La mayoría de las razas requieren ejercicio regular y bastante intenso.

Si mantienes a tu mascota dentro de las cuatro paredes de un apartamento estrecho y los paseos son cortos y tranquilos, el perro acumulará mucha energía no gastada.

No te sorprendas si aúlla y ladra fuerte, destroza el apartamento o arruina cosas al intentar salir.

El perro no estaba protegido de los peligros cuando era cachorro.

Un cachorro es como un niño que necesita estar protegido de todo daño: lesiones, sonidos fuertes y aterradores, extraños, etc. Si su perro se enfrenta a algún peligro cuando es cachorro, puede desarrollar una fobia que durará toda la vida.

Esta puede ser la razón del mal comportamiento de una mascota adulta. Pueden reaccionar de forma inapropiada ante ciertas personas, vehículos, equipos, ruidos y chasquidos, otros animales, etc.

No hay suficiente estimulación mental

Un cachorro no se convertirá en un perro inteligente por sí solo. Una vez que hayas decidido tener una mascota, prepárate para interactuar constantemente con él y entrenar su cerebro. Esto se puede lograr mediante juegos, entrenamiento y enseñándole órdenes.

Al igual que un niño, una mascota necesita tu ayuda para aprender a pensar y comportarse adecuadamente en determinadas situaciones. Incluso conversaciones sencillas con un perro pueden estimular su actividad mental.

El propietario no vigila la salud del perro

Los animales no pueden hablar. No pueden decirte cuándo se sienten mal ni dónde les duele.

En este caso, la mascota puede volverse caprichosa y agresiva. Nuevamente, gran parte de la culpa recae en el dueño, quien no cuida adecuadamente la salud del perro.

Entorno contradictorio

Puede haber cierta disonancia en el enfoque familiar para el adiestramiento del perro. Uno lo permite todo, mientras que el otro lo prohíbe todo.

Uno abraza constantemente a la mascota, mientras que el otro se mantiene distante. Uno reacciona con calma a las travesuras del perro, mientras que el otro grita e incluso puede recurrir al castigo físico.

En un entorno tan conflictivo, el perro está constantemente confundido y simplemente no sabe qué hacer. Es importante que todos los miembros de la familia estén de acuerdo y sigan una estrategia unificada para el adiestramiento de la mascota.

Cambios drásticos en el estilo de vida

Al igual que los humanos, los perros son susceptibles al estrés. Pueden confundirse con una mudanza, la llegada de una nueva mascota o un niño pequeño, las renovaciones ruidosas en casa del vecino y mucho más.

Una mascota puede reaccionar de forma inapropiada ante una situación inusual y desconocida. Si el dueño no ayuda al perro a lidiar con el estrés y a adaptarse al nuevo entorno, sería absurdo esperar que el animal se comporte bien.

Mala socialización

Si el propietario, al adoptar un cachorro en casa, no se preocupa de su socialización, es lógico que el animal tenga miedo de sus familiares o muestre agresividad hacia ellos.

Si un perro crece entre cuatro paredes, si lo pasean por el césped junto a la casa y no por el parque donde suelen reunirse los dueños de perros, simplemente no sabrá que además de él hay otros animales en el mundo.

Al encontrarse con ellos, se sentirá confundido e inseguro sobre cómo comportarse. Esto también puede provocarle estrés y un comportamiento inapropiado.

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