Todos estamos acostumbrados a la idea de que los carnívoros comen carne y los herbívoros plantas. Pero hay excepciones. El panda gigante es una de ellas. Por alguna razón desconocida, este temible depredador ha optado por una dieta basada en bambú.
Los científicos han discutido durante mucho tiempo sobre a qué familia pertenece esta especie.
Tras realizar pruebas genéticas y métodos de diagnóstico molecular, se descubrió que el panda rojo es en realidad un mapache, mientras que el panda grande es un oso.
A pesar de la similitud en apariencia y nombre, no son especies relacionadas.
El pariente más cercano resultó ser el oso de anteojos, que vive en América del Sur.
Resulta que los osos blancos y negros viven con una dieta muy escasa: comen casi exclusivamente bambú, que constituye el 95% de su dieta, y el 5% restante consiste en insectos y huevos de aves.
Pertenecen al orden de los carnívoros, pero es casi imposible adivinarlo, sólo sus afilados dientes los delatan.
Los pandas tienen que comer durante 16 horas al día y roen hasta 12 kg de bambú al día, de los cuales sólo 2 kg son digeridos.
Los científicos estudiaron específicamente su ARN. Resultó que el microbioma intestinal y las enzimas de los pandas son más adecuados para digerir la carne que las plantas.
Esto se explica por el hecho de que los herbívoros disponen de sustancias adecuadas para digerir las fibras vegetales y de varias secciones del estómago para el procesamiento a largo plazo de los alimentos.
Pero el sistema digestivo de los pandas también contiene una gran cantidad de microorganismos que descomponen la celulosa y la convierten en azúcares fácilmente digeribles como la glucosa.
Otra característica interesante es que además de los cinco dedos normales en sus patas, estos animales tienen un sexto crecimiento único en el hueso carpiano, que les ayuda a sostener los tallos de bambú.
Sigue siendo un misterio qué provocó que los pandas cambiaran de una dieta basada en carne a una basada en plantas.
Hay sugerencias de que perdieron la competencia por la comida frente a sus parientes, los osos negros asiáticos.
Pero, en cualquier caso, el sistema digestivo se mantuvo, de alguna manera, como en la antigüedad. Y los propios pandas, tras dejar la carne, se encontraron ante un dilema evolutivo.
Para conservar energía, ahora tienen que dormir la mitad del día y masticar tallos de bambú el resto del tiempo.
Quizás por esta misma razón, el número de estos animales es pequeño, la reproducción ocurre una vez al año y la oportunidad de concebir se da solo durante 2-3 días.
El peso de un bebé recién nacido es 1/800 del peso de la madre.
Además, los pandas a menudo dan a luz a dos cachorros, pero la hembra cuida solo de uno y el segundo muere.
Los pandas figuran en el Libro Guinness de los Récords Mundiales como los animales más adorables. Sin embargo, estos osos se encuentran actualmente en peligro de extinción, su población está en constante descenso y su tasa de natalidad sigue siendo baja. Solo quedan unos 1600 ejemplares en libertad.




















