Los gatos pueden padecer hepatitis tanto tóxica como viral. Esta enfermedad es crónica y provoca la muerte de las células hepáticas. Con el tiempo, la función hepática se deteriora, lo que provoca una serie de síntomas característicos y, finalmente, la muerte. La detección y el tratamiento tempranos pueden ayudar a prolongar la vida de su mascota.
Las membranas mucosas de la piel se tiñen de amarillo.
El deterioro de la función hepática provoca niveles elevados de bilirrubina en sangre. Esto provoca que las membranas mucosas y la piel adquieran un tono amarillento característico. Esto es especialmente notorio alrededor de los labios, las encías, los párpados y el oído interno.
Es difícil examinar el blanco de los ojos de los gatos, pero también se vuelve amarillento. Este amarilleo característico suele aparecer en las últimas etapas de la hepatitis, cuando se presentan cambios cirróticos significativos en el hígado.
Falta de apetito
Una disminución del apetito puede indicar el desarrollo de hepatitis en un gato. El animal puede rechazar sus alimentos favoritos. También es posible que rechace por completo la comida. Una alteración del apetito también puede indicar el desarrollo de hepatitis.
Un animal enfermo empieza a mostrar interés por alimentos que antes rechazaba. En casos raros, la predilección por objetos incomestibles puede indicar hepatitis en gatos. La mascota puede morder cal, muebles, arena, etc. Incluso puede empezar a lamer recipientes con productos de limpieza. Esta alteración del apetito suele provocar una intoxicación grave si los dueños no supervisan a su mascota ni la protegen de sustancias peligrosas.
La orina se oscurece
Los gatos con hepatitis producen un exceso de bilis. Además, se interrumpen los procesos de desintoxicación de la sangre. Esto provoca que la orina adquiera un color oscuro característico. Pueden aparecer escamas. En casos raros, pueden aparecer restos de sangre y pus, que también colorean la orina.
El animal está exhausto
La disfunción hepática y la pérdida de apetito pueden provocar una rápida pérdida de peso y emaciación. Incluso si un gato come bien y mantiene el apetito, perderá peso rápidamente. En las etapas finales de la hepatitis, se desarrolla caquexia.
El gato tiene una temperatura corporal elevada.
La temperatura corporal elevada en gatos suele observarse solo en casos de hepatitis infecciosa. En casos de enfermedad leve o moderada o hepatitis tóxica, es posible que no se observen cambios de temperatura.



