Las alergias en los gatos pueden tener varias causas. Es necesario determinarlas antes del tratamiento. En algunos casos, una reacción alérgica puede ser peligrosa para el animal, por lo que es necesaria una consulta veterinaria.
Las principales causas de las alergias
Una reacción alérgica en un gato puede ocurrir tanto por exposición inicial como repetida a un agente extraño.
Antes de iniciar el tratamiento, es importante determinar qué sustancias le causan molestias a su mascota. Según la composición del alérgeno y cómo entra en el organismo del gato, las alergias se dividen en varios tipos:
- Alimentos. Los alimentos proteicos que suelen causar reacciones adversas son: carne (ternera, pollo, cerdo), pescado, leche y cereales.
- Una alergia causada por una infección parasitaria, generalmente a la saliva de las pulgas.
- Dermatitis atópica o de contacto. Causada por la exposición a factores ambientales (alta humedad, polvo, partículas vegetales), productos químicos domésticos y productos de cuidado personal.
Síntomas de patología
La alergia alimentaria de un gato puede no aparecer inmediatamente, sino con el tiempo, a medida que el alérgeno se acumula en la sangre.
Por lo general, los primeros signos externos de alergia en los gatos se localizan en la piel en forma de hinchazón de los tejidos, úlceras y erupciones. El pelaje de las zonas afectadas pierde brillo, se enreda o se cae. El animal comienza a lamerse o rascarse constantemente, lo cual es especialmente notorio tras el contacto con el alérgeno sospechoso.
A medida que la enfermedad progresa, los síntomas en la piel pueden incluir heces blandas, ojos llorosos, estornudos y ojos rojos.
Tratamiento de las alergias en gatos
Un papel importante en la ejecución de las medidas de tratamiento es la eliminación de un alérgeno potencial de la vida o de la dieta del gato. La forma más fácil de lidiar con las alergias causadas por pulgas es darle a su mascota un tratamiento contra pulgas y tratar de evitar la reinfección.
Las patologías relacionadas con la alimentación y el contacto son más difíciles de tratar, ya que no siempre es posible identificar el producto o la sustancia causante, y los síntomas de la enfermedad felina empeoran en un círculo vicioso. Si se sospecha una intolerancia a las proteínas, se debe sustituir la dieta habitual a base de carne del gato por alimentos hipoalergénicos, con una cuidadosa ampliación de la dieta. Si la reacción alérgica reaparece, se debe eliminar el alimento causante de forma permanente.
Respecto a los alimentos hipoalergénicos, es mejor consultar con un veterinario; él seleccionará el más adecuado para tu mascota.
En el caso de las alergias de contacto, se toman medidas similares: cambiar la arena del gato, el champú, proteger al gato de los productos químicos domésticos, el polen, etc.
Como terapia farmacológica se suelen utilizar fármacos hormonales y antihistamínicos de administración oral y local (Bravegil, Dexafort).
Para cualquier tipo de alergia en una mascota, no se recomienda el autotratamiento; una terapia incorrecta puede tener un efecto perjudicial sobre la condición del gato.
