Al traer un gato a casa, los dueños suelen esperar que el animal se guíe por las normas humanas. Sin embargo, una criatura peluda no obedece con facilidad; al contrario, les enseña sus reglas a todos. Los dueños de gatos con experiencia saben que el comportamiento de su mascota se basa en gran medida en sus hábitos naturales, por lo que será necesario hacer algunos ajustes.
Instintos de caza
Al perseguir tus piernas, una cuerda o una pelota, tu gato está ejercitando su instinto natural de perseguir a su presa. Para los dueños de animales particularmente agresivos, es común que sufran desgarros constantes en brazos y piernas.
A estos pequeños animales también les gusta alimentar a sus dueños con un ratón muerto o un insecto grande, llevándolos justo delante de sus narices. De esta manera, el animal cuida de su dueño, sabiendo que no está cazando y que podría morir de hambre.
No hay necesidad de enojarse con su mascota por este comportamiento, y sus instintos de caza pueden suavizarse un poco jugando constantemente con el gato y alimentándolo según un horario.
Pidiendo comida de la mesa
A los animales también les encanta pedir comida de la mesa. Hay varias razones para ello:
- El dueño es el líder de la manada del gato, y cuando éste come algo, debe compartirlo con los demás miembros de su “manada”.
- El dueño puede comer algo más sabroso que lo que puso en el plato de su gato.
Tampoco subestimes a los gatos: aprenden rápidamente que, poniendo una cara lastimera y maullando fuerte, siempre puedes conseguir algo sabroso.
Algunos gatos valientes suelen saltar tranquilamente sobre una mesa con comida, ante la mirada indignada de su dueño. Este comportamiento no se debe a una falta de conciencia por parte del animal, sino simplemente a que explora el área en busca de comida. Para disuadir al gato de este comportamiento, es fundamental mantener siempre el comedero limpio y con comida y agua frescas.
Duerme a tu lado o sobre ti
La razón, de nuevo, es el instinto animal. Como el peludo percibe a su dueño como un compañero felino, se siente más seguro cerca de él, o mejor aún, encima de él. Al acostarse sobre una persona y dormirse en esta posición, el animal puede recibir calor corporal adicional cuando las condiciones ambientales son incómodas.
Los gatos suelen recostarse sobre corazones. Este comportamiento se debe a la memoria genética, que vincula el latido del corazón de una persona con el de la gata madre, bajo cuyo corazón nació el gatito y donde bebió leche. Otra razón por la que no deberías enojarte con tu mascota es que, al recostarse sobre una persona, un gato compensa la falta de amor y atención por tu parte.
Preguntando a través de una puerta cerrada
Una puerta cerrada de una habitación o de un armario es lo más escandaloso que una persona puede hacer. Como los gatos siempre son territoriales, una puerta puede ser una señal de alerta. Es muy posible que haya una golosina detrás, o incluso un enemigo. Y si se oye un crujido misterioso detrás de la puerta, el gato centrará toda su atención en la misteriosa partición. Esto suele dañar el marco o la cubierta de la puerta, que el gato intentará forzar con sus dientes y garras.
¿Pero deberíamos enojarnos con nuestras mascotas por sus travesuras? Al fin y al cabo, ¡las mascotas nos dan tanta energía positiva que nos levantan el ánimo todo el día! Con sus adorables travesuras, simplemente no nos dejan aburrirnos.



